La guerra en Ucrania ha cumplido formalmente un año desde el 24 de febrero de 2022 cuando tropas rusas penetraron en territorio ucraniano. Esta guerra es, como ya sabemos, una guerra injusta, desatada por el imperialismo, redundando en la mayor opresión de un pueblo que (ojo) ya antes estaba siendo sometido por la reacción desde febrero de 2014. Por eso compas, es bien importante que tengamos claro el contexto general o la situación general de la guerra, y no solamente su situación parcial pues podríamos caer en la legitimación de uno u otro bando en pugna.
Estamos hablando de un año de guerra formal desde la intervención rusa, pero nueve años de guerra civil reaccionaria desde el golpe de Estado.
Veamos como han sido las cosas.
El gobierno imperialista de Rusia desplegó esta guerra de agresión contra Ucrania para mantener herméticas sus zonas de influencia y proteger sus fronteras, para impedir que el imperialismo yanqui, a través de sus perros de la Unión Europea (UE), controle nuevos territorios con nuevas bases militares. Aquí vale la pena decir que si bien Ucrania no ha logrado ser admitida como miembro de la UE, sí cuenta con su apoyo; mientras que durante este conflicto Finlandia y Suecia ya fueron admitidas como Estados miembro, lo que permite a los yanquis seguir extendiendo el cerco contra Rusia.
También es importante señalar que el gobierno de Putin ha utilizado un sofisticado aparato de propaganda para atizar los mejores sentimientos de patriotismo, heroicidad y antifascismo entre la población dentro de la Federación Rusa y fuera de esta, traficando con la nostalgia (sí) de millones de personas alrededor del mundo que extrañan (extrañamos) a la heroica Unión Soviética. Aquí vale la pena decir que la política de guerra rusa también implica la persecución política en su interior donde el gobierno de Putin ha ordenado, desde el inicio, una cacería de brujas contra todo opositor a la guerra realizando censura, cateos, redadas y miles de detenciones arbitrarias bajo un hermetismo oficial de Estado (las cifras son imprecisas).
Por supuesto, Putin conoce bien la naturaleza y los alcances de esta guerra, incluso ha calculado desde el principio los costos de ella con las sanciones y embargos económicos que le han impuesto los EE.UU. y la UE. En ese sentido, las contramedidas tomadas por la propia Federación Rusa apuntan en respuesta a ello. El imperialismo ruso confía que en determinado momento ganará la guerra tanto en el territorio ucraniano (el que considera sus líneas interiores) como en la propia Europa (líneas exteriores) donde se resiente cada vez más la profundización de la crisis energética y económica derivadas de la guerra. Recordemos que Rusia proveía a Europa del 40% de gas natural, 46% de carbón y 27% de petróleo que ésta necesita. En ambos escenarios la táctica rusa es desgastar al enemigo hasta forzar su rendición.
Pero en la guerra, como en todo, la moneda tiene otra cara, es decir su contradicción, y esta nos permite entender mejor el escenario de conjunto.
El gobierno de Ucrania no es ninguna víctima indefensa. Al contrario, es producto de un golpe reaccionario que lo llevó al poder en 2014 cuando las fuerzas más retrógradas de la reacción pasaron a la ofensiva para forzar la integración de Ucrania a la Unión Europea en medio de un proceso confuso de provocaciones y enfrentamientos auspiciados por los gringos (ahí comenzó la guerra reaccionaria).
Desde entonces las esvásticas, las cruces gamadas y la formación de batallones paramilitares como Sector Derecho, Azov, Tornado, etc. dan cuenta de quienes son esos sujetos y que facción de la gran burguesía ha tomado el poder del Estado luego de mantenerse agazapada por décadas. Son indignantes las reivindicaciones públicas a la imagen de Stepan Bandera, Adolf Hitler y otros psicópatas nazi-fascistas presentados hoy como “héroes” por las fuerzas armadas ucranianas.
En efecto, desde Kiev y en muchos territorios de la Ucrania convulsionada por el golpe, se instalaron gobiernos de corte fascista que han desplegado hasta hoy una auténtica guerra civil reaccionaria, abierta y salvaje, contra la población.
Es necesario que se conozca la situación interna que se ha desarrollado en Ucrania desde golpe de Estado: la persecución a opositores políticos, la cacería de brujas contra sindicalistas, feministas, anarquistas y comunistas; los pogromos anti-rusos; el genocidio; el bombardeo de escuelas y hospitales; los ataques intempestivos contra zonas que reclaman su autonomía, especialmente en el este, etc. todo esto sumado al apoyo militar y económico del imperialismo yanqui y la Unión Europea antes del golpe y durante todo este año.
El balance de la guerra.
Se estima que, desde el golpe reaccionario hasta el inicio de la guerra de intervención, fueron asesinados por los fascistas al menos 14,000 habitantes de Donbás y Crimea, mientras que otros 25 mil fueron desplazados.
Las cifras de esta guerra pegan no a las super potencias y potencias en pugna, ni siquiera a los fascistas del gobierno ucraniano. Según la ONU al día de hoy se reportan al menos 8,006 personas fallecidas, 13,287 heridos, 5.3 millones de desplazados internos y 8 millones de personas que prefirieron huir antes de perderlo todo. Como siempre las víctimas directas son los trabajadores y los pueblos de la región, especialmente los que se encuentran dentro de las zonas de conflicto.
Al día de hoy, el imperialismo ruso no ha logrado “desmilitarizar ni desnazificar” Ucrania como lo proponía con su guerra de intervención, mientras que la bestia yanqui imperialista no para de enviar armamento, equipo y maquinaria bélica a los fascistas de Kiev, lo mismo que otras potencias imperialistas de la Unión Europea como Francia o Alemania. Ninguno de los bandos en pugna tiene asegurada la victoria en términos objetivos, y por supuesto, el gobierno títere de Volodímir Zelenski no logrará salir airoso de esta situación por más que chille una y otra vez en los medios occidentales tratando de confundir al mundo.
Este año de guerra formal que se cumple desde la intervención militar rusa y que se condena ampliamente a nivel mundial, también debe servir para recordar y repudiar los 9 años del golpe de Estado, que han sido 9 años de guerra civil reaccionaria, 9 años de terrorismo fascista y también 9 años de heroica resistencia popular contra la reacción.
Nuestra posición, a manera de addendum.
Desmenuzado el panorama, pensamos que no existen imperialismos buenos, y que ningún gobierno fascista puede ser amante de la libertad y la paz. Periódico Mural considera que debemos exaltar y defender los sentimientos a favor del pueblo y esto significa que debemos enarbolar y defender el principio de autodeterminación de los pueblos y su derecho a desarrollar una guerra justa, como guerra de liberación nacional.
Los trabajadores y los pueblos de Ucrania tienen derecho a la autodeterminación, y este derecho pasa por rechazar la guerra de agresión desatada por el imperialismo ruso, así como la intervención militar del imperialismo gringo y de la UE. Una tarea internacionalista es condenar la intervención de las súper potencias y potencias imperialistas bajo la consigna ¡Abajo la guerra imperialista!
Este mismo derecho de autodeterminación es el que han reclamado los trabajadores y los pueblos de Ucrania desde el inicio del golpe; las masas no quieren al gobierno nazi de Kiev, las masas no quieren a los fascistas ni a la oligarquía reaccionaria en el poder. Una tarea internacionalista es apoyar la lucha antifascista del pueblo ucraniano bajo la consigna ¡Abajo el gobierno nazi de Kiev!
El derecho de autodeterminación de los pueblos no puede ser sujeto a consulta del imperialismo; las masas no quieren ser sometidas ni por los EE.UU., ni por la Unión Europea, ni por Rusia; en otras palabras, las masas reclaman su derecho a la autonomía y ello solamente se conquistará expulsando a los invasores de todo pelaje, desarrollando una guerra popular para la liberación nacional. Una tarea internacionalista es solidarizarnos con la lucha de liberación nacional del pueblo ucraniano bajo la consigna ¡Viva la lucha de liberación nacional, guerra popular a la guerra imperialista!
Periódico Mural 